lunes, 7 de junio de 2010

Jesucristo llamó a sus discipulos

Lucas 5:1-11

1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.

El gentío, la multitud, las masas, donde la gran mayoría son los que son atraídos por nuevos movimientos, los que se mueven según la corriente que los arrastra. Son los que siempre hay que estarlos alimentando, proveyéndoles para sus necesidades, los que reciben mucha enseñanza pero nunca aplican lo que aprenden. A esos, Jesús los ama, murió por ellos, pero no puede contar con ellos para trabajar en su viña aunque les sobre el tiempo libre, aunque estén desocupados, de ahí Jesús no llamó a nadie para ser su discípulo.

¿A quién llama Jesús, entonces?


2 Y vio (Jesús) dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.

El Señor Jesucristo llama a su servicio a personas ocupadas.

Estos pescadores eran el prototipo de la persona responsable, trabajadora y esforzada. Acababan de pasar toda la noche trabajando, aunque sin resultado alguno. Y ahí estaban limpiando sus herramientas de trabajo, tomando cuidado de ellas antes de irse a descansar. Ellos no estaban tomando parte de las multitudes, para ellos primero estaban sus responsabilidades.
Los que nos reunimos aquí regularmente, los que dan de su tiempo para ayudar en la iglesia, los que visitan enfermos, los que cooperan en las reuniones de la iglesia, departamentos etc., en su gran mayoría los oímos decir: "No me alcanza el tiempo"- pero, ¿por qué? Porque siempre tienen algo que hacer, adquieren responsabilidades, si algún tiempo les sobra, buscan algo que hacer. Nunca están desocupados.

El Señor Jesucristo usa los bienes y propiedades de personas que aprecian lo que tienen y lo cuidan

3 Y entrando (Jesús) en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.

Jesús decidió usar la barca de uno de esos hombres trabajadores, la de Simón, y le pidió de favor, le rogó que se la prestara. No lo presionó ni lo intimidó. Pero de allí mismo ministró a la multitud y al mismo Pedro.

El Señor distingue entre el oidor y el hacedor de Su Palabra

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar
.

Notemos que primero el Señor le ruega que le preste la barca. Pero ahora después de la Predicación y sabiendo que el corazón de Pedro ya estaba dispuesto para servirle, ahora le ordena como a un siervo. Ya Pedro estaba siendo probado un paso más alto. Primero lo trató como a uno más de la multitud que oía su palabra; ahora lo trata como a un seguidor, como a un discípulo que está dispuesto a obedecerle.

El Señor quiere que comprendamos que nos ha llamado a servirle.

5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.

Todavía Pedro no había entendido que Jesús lo estaba preparando para hacerlo su siervo, su discípulo, su seguidor. Y Pedro le llama "Maestro" pero en su interior había algo que le indicaba que Jesús era algo más que un maestro, que estaba frente a alguien en quien debía depositar su confianza, fe. Estaba frente a alguien con capacidades superiores. Y Jesús estaba dispuesto a mostrarle lo que Pedro necesitaba para ayudarlo en el comienzo de su camino de fe.

A veces es necesaria una señal.

6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.

Ahí estaba lo extraordinario, a esa hora era imposible que pudieran tener una pesca ni siquiera mala. Pero con solo tirar una vez la red, ésta se rompía de la cantidad de peces que cayeron en ella.

También la señal sirve para los que nos rodean.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Al parecer Jacobo y Juan habían salido con su barca remando detrás de Andrés y Pedro y de Jesús para ver que ocurría por lo que fueron testigos de ese milagro y participaron en la pesca.

Pedro reconoce parcialmente quien es Jesucristo

8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,

Al fin, Jesús lo llama directamente

10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

Ya nosotros hemos tenido la experiencia de haber participado en alguna pesca milagrosa. Pesca no de peces sino de hombres.

Ya hemos visto esa señal, otros a nuestro alrededor han visto que como resultado de esas pescas ha habido personas transformadas de una vida de oscuridad y confusión y pecado a una vida sana y con seguridad en el futuro. Una vida de paz con Dios.

El Señor nos ha llamado a nosotros a ser Pescadores De Hombres

11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Oración: Señor, queremos ser pescadores de hombres queremos obedecer tu llamado. Danos en nuestro corazón la certeza de que todo lo que hagamos en tu nombre, tú lo prosperarás

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